Ayer contentaste el último correo electrónico, te despediste de tus compañeros y cerraste el portátil hasta dentro de unos días. Por fin han empezado tus vacaciones de Navidad. Esas vacaciones que casi se esfuman comprando regalos y yendo de un sitio para otro casi corriendo y deprisa.

Tiendas abarrotadas, artículos agotados. atascos y gente por todas partes. Pero hay que saber disfrutar de los pequeños detalles que nos regalan estos días que son especiales, o que por lo menos hay que intentar que lo sean.

Vacaciones

Primera mañana de vacaciones. Ese momento de despertar sin ser despertado, solo porque te lo pide el cuerpo, porque ya no tienes más sueño. Sentir ese frío invernal que hay al otro lado de la ventana, un frío que te parece hasta cálido y acogedor.

Pero claro, es que llevas ese pijama de color rojo con dibujos de Papá Noel que te regalaron el año pasado, cuyo estampado y detalles te parecieron un poco infantiles cuando lo desempaquetaste. Sin embargo, hoy, parece no importarte.

Olor a café

Sigues en la cama, hasta que de pronto ese olor a café que inunda tu habitación y automáticamente como si hubiera un resorte debajo de toda esa nube de edredón con el que estás cubierto, saltas de la cama y sigues el aroma.

Ese aroma a café que viste toda la casa, ese aroma que huele a hogar y da calidez. Hipnotizado, casi arrastrando los pies, llegas a la cocina. Y ahí está, tu desayuno de navidad, del cual no falta detalle.

Desayuno con tortitas

Y es que en la mesa puedes ver el plato lleno de tortitas con sirope de varios sabores puestos con delicadeza. Un bol lleno de fruta para mojar en chocolate fundido. Esas servilletas de color rojo con bastones de caramelo dibujados en ellas. El zumo de naranja recién exprimido en la jarra de cristal.

Sin olvidar de la bandeja de turrones y mazapanes. Está todo colocado perfectamente, da pena sentarse a desayunar y descolocarlo todo. Echas un vistazo rápido por toda la cocina, que parece sacada de un catálogo, y piensas que te encanta formar parte de esa atmósfera llena de detalles tan originales que han escogido con delicadeza para sorprenderte.

Un momento… ¿y el café? Porque es lo que te ha hecho salir de la cama. ¡Míralo! Está en dos tazas personalizadas con motivos navideños y con un mensaje muy especial, rodeando el plato de los polvorones y acompañando a la cafetera italiana que ha sido la culpable de todo.

Mágico

Piensas en todo este bodegón, que es casi mejor que despertarse sin el irritante sonido del despertador. El hecho de llegar a la cocina y tener un desayuno sorpresa es mágico. Y es que, eso que dicen de que los pequeños detalles son los que marcan la diferencia, es verdad. Cada detalle hecho con mimo y dedicación, realmente piensas que no hay mejor forma de empezar el día. Y ahora te miras de arriba a abajo, enfundado ese pijama navideño y piensas, pues realmente no está tan mal.